Para los antropólogos, en la medida en la que la legitimidad de las comunidades políticas a menudo se basa en la identidad compartida por sus miembros, contar con una historia común en la que se realza la solidaridad interna y la rivalidad con los extraños suele formar parte de la propia existencia de esa comunidad política. La presencia de señales de esa historia común y signos de su valor en el presente forma parte de lo que Michael Billig denominó nacionalismo banal,
La historia enseñada las escuelas suele construir el relato histórico haciendo referencia a la perennidad de la comunidad política considerada legítima por quienes se domina el sistema educativo[citas/]. En las sociedades en las que hay conflictos identitarios el contenido de los libros de texto puede resultar problemático.
La política de conmemoraciones de acontecimientos históricos, por otra parte, intenta hacer partícipes a los ciudadanos de un acontecimiento del pasado y crear una solidaridad entre ellos y lo que se les presenta como "su" historia, para legitimar la existencia de la comunidad política. Este tipo de rituales cívicos fue propuesto por Augusto Comte como mecanismo para generar solidaridad entre los ciudadanos en una sociedad racionalizada. Él mismo elaboró una tabla de personajes y acontecimientos históricos que deberían ser objeto de conmemoración en cada país.(cita)
La Unión Europea incluye la investigación y la docencia de la historia de Europa como una línea para generar solidaridad entre los europeos. Subvenciona la realización de investigaciones y la traducción de libros que realzan el legado común europeo frente a las historias de rivalidades y guerras entre países europeos.[link site, cita crítica de Mazower]
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